Lo que escribimos es lo único que quedará de nosotros.

miércoles, 15 de enero de 2014

Reflexiones a la luz de una tormenta

A veces pierdo el rumbo de mi existencia. Me planteo dilemas tales cómo, ¿qué hago aquí? ¿Quién soy realmtente? ¿Lo estoy haciendo bien? Nadie nace con un manual de instrucciones sobre la vida bajo el brazo; improvisamos. O eso creemos. ¿Y si estamos predestinados a unas acciones? ¿Y si tenemos unas opciones limitadas? ¿Y si todo está diseñado para terminar en la misma meta, por qué esforzarnos por adrezar el camino? Hay tantas cosas que no entiendo... Hay tantas que prefiero ignorar...


Dicen, que el comportamiento de las personas está determinado por sus acciones y experciencias pasadas. Dicen que el pasado marca nuestro futuro. Dicen, que todo pasa por alguna razón. Algunos, hablan de karma. De un equilibrio universal que lo regula todo, que mantiene un orden divino. Pero entonces pienso... ¿cómo es posible entonces que algunos tengan tanto, y otros tan poco? ¿Cómo es posible que sólo un mínimo porcentaje de la población mundial alcance eso llamado "felicidad"? Ésta, es efímera. Como un suspiro. Como un parpadeo. Pero miro a mi alrededor, y no hay más que personas afirmando su felicidad en el estado de plenitud absoluta. Y sólo hay dos opciones; que mientan, y sean unos desgraciados embusteros, o que digan la verdad, y la desgraciada sea yo. Claro que de vez en cuando el día a día nos da un respiro, nos deja tomar aire, sonreír un rato, creer que todo el mal ha pasado. Pero no es más que una ilusión. Claro que lo es. Porque... cuando despiertes al día siguiente, o sueltes la mano de esa persona que sostiene tu mundo, o la vida de alguien a quien amas, se apague como una vela consumida... entonces, te das cuenta de que todo ha sido mentira. Que sigues aquí, Que no te vas a librar tan fácilmente. Que te jodes, y sigues luchando. Porque rendirse no es una opción, aunque vayamos todos a parar al mismo sitio. Supongo que la gracia del asunto está en perseguir aquello que adrece nuestros días, y les dé brillo cuando se suman en la oscuridad. Supongo que en eso consiste vivir... Supongo...

lunes, 6 de enero de 2014

Cómplices

Sólo allí las calles respiran arte. Sólo alllí los desconocidos pueden amarse entre miradas mudas. Sólo allí 6 millones de personas son cómplices. Es Madrid. La Tierra Prometida.
Llueve cada vez que voy. Y lo adoro. ¿Ironía? Sí, pero lo adoro. El suspiro bullicioso de la urbe.. La complicidad.. Los ojos de la gente absortos en su realidad.. Sólo allí dos puntos suspensivos están aceptados como gemido a medias.. Sólo allí la noche grita en silencio. Y los parques sonríen. Y llueven hojas. Y los paraguas configuran sobre las calles mosaicos aleatorios. Y las calles son testigos mudos de mi sonrisa. Y la tuya. Cómplices. Y yo aquí... Sin perder la esperanza de verte aparecer como un fantasma por las calles de esta ciudad envenenada.

viernes, 3 de enero de 2014

#MicroCuento

La inspiración es muy puta. Justo cuanto te vas.. Aparece por la esquina. Viene. Te mira. Y te la follas sobre el folio. Sin piedad. Con amor.

El arte de tentar

No me digas lo que tengo que hacer. Ven. Y hazlo tú. Porque.. ¿hablamos de amor, no?... Y, ¿a qué esperas? Empieza con un verso, y termina llenándome la cama de tinta, y la piel llena de mordiscos, poesía. La noche será nuestra confesora. No importarán nada las horas, y el reloj arderá de envidia. Se colapsará el tiempo. Sanarán las heridas. Besos curativos. Te escuece el corazón por las lágrimas que se filtraron cuando la herida estaba abierta. Déjame tentarte.

Te invito a ser feliz un rato

Robemos juntos bancos de órganos. Corazones. Y miradas. Los nuestros. Vamos a querernos un rato. Como si nada importara. Y si hemos de morir, que sea abrazados, y nadando a contracorriente en ríos de lágrimas. De felicidad, por supuesto. O por tirarnos de cabeza desde la cima del orgasmo. Vamos a jugar a ser felices. Vamos a soñar despiertos. Vamos a hacernos la guerra con amor. Y luego nos curaremos las mordidas. Las besaremos una a una. Mutuamente. Y volveremos a querernos. Un círculo vicioso sin fin. Sin fin..

Morado

Mis ojeras hacen juego con los morados de mi corazón, con mis auriculares favoritos, y con mis zapatillas de andar por casa. Con las hojas del cuaderno en el que te escribo cartas cada noche. Con mi cara cuando dejo de respirar por la noche, y tu mano dormida me acaricia el pelo devolviéndome el aliento. Y la vida.
El verde de mis ojos se ha quedado frío. Ya no brilla. Ya no es primavera en mi mirada. Frío. Como el invierno que comenzó en verano. Invierno en pleno julio. Frío, como cuando salías de la cama y me dejabas sola. Frío, como el café que me gusta. El que preparabas mientras te miraba merodear por casa desde el sofá, fingiendo que no te oía canturrear canciones preciosas. Preciosas... Como tu sonrisa. Sonreías mientras lloraba en tu regazo. Y entonces yo también. Sonreía. Y olvidaba llorar. Porque estabas ahí, secándome las lágrimas con tu sonrisa. Porque así eres tú.
Te besaré donde me dejes. Y si no me dejas, te besaré dormido. Y creerás que es un sueño..