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martes, 28 de mayo de 2013

¡A las trincheras!, se avecina tormenta..

Odio los vientos fríos y racheados. Siempre traen consigo metralla de guerras pasadas. Siempre. Y siempre también lo acompaña algún tipo nuevo de munición.
No sé que será peor, si las balas antiguas que conocen mis heridas abiertas, o las nuevas, que exploran mi carne abriendo nuevos boquetes en ella.
La combinación de ambos no es letal, pero el intervalo de tiempo entre una tormenta y otra ha de ser lo suficientemente duradero como para dejar que selle al menos una cuarta parte de las heridas. Lo justo para no desangrarme por el camino...

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